En el año dos mil cinco de la gracia del señor, declaro en esta breve epístola mi sentimiento de corazón. Voy a decir lo que siento, voy a hablar de lo que pienso; es que te voy a revelar algo de mis sentimientos. Y de leerlo (o saber entenderlo), a libre albedrío queda, pues como dicen en mi tierra [¿qué es lo que dicen en mi tierra?] ¡Ah! que aquel, el que calla, otorga; entonces te vas a enterar. Pero si ni aún así interesa, al cabo que ni me importa, porque de cualquier manera me voy a expresar, igual: Cuando estoy en mis excesos, contigo, en grande emoción, quisiera con embelesos arrancarte el corazón, arrancarte el corazón, y comérmelo a besos