(Esto lo escribí originalmente el 5 de septiembre de 2005, un año antes de que todo esto efectivamente expresado fuera al traste... porque somos humanos y hasta lo más sublime se nos hace finito. Ahora rescato del baúl las palabras que tienen destinataria y a ella, indefectiblemente, han de llegar. Se entiende porqué la historia, para el mundo, para la sociedad y para mí -mi propia historia personal, valga la redundancia-, cuenta siempre con su propio septiembre negro)
...
El amor es el triunfo de la imaginación sobre la inteligencia el amor es lo más grande que hay en el mundo; y sin embargo, es difícil imaginar algo más pequeño. Sólo es mi pretensión decir Te Quiero, aunque sea extraña la manera en la que lo hago: Soy un loco genial. Es difícil vivir sin amor, pero más difícil amar; y es una locura amar, a menos que se ame con locura. septiembre 5 de 2005, 2:00 pm
Decía Le Corbusier, hablando de la arquitectura, que se trataba de nuevas formas de expresar conocimientos arquetípicos. Ya estaban convencidos los atenienses hace 2500 años de que todo estaba pensado, era ya (y desde allí es lo que intentamos históricamente) el momento de actuar. Sin embargo, cuando crees que todo está hecho, siempre aparece algo nuevo. Al intento por minimizar los productos de tecnología al punto de ponerlos al alcance en cualquier situación, y la nanotecnología como herramienta de la industria para tratar de llegar a esta tecnologización del cuerpo y sus accesorios, se suma ahora este bello suceso que encontré en Internet: pantallas de computador transparentes. Traslúcidas, dejan pasar la imagen de aquel espacio adyacente a la ubicación del equipo de computación. Así, a lo nano se suma lo invisible: la búsqueda de la no-materia más sí almacenamiento de información. Esta pieza es muestra (o da ideas) de aquello por venir. Gran jugarreta la de estos artistas de la web, muy verosímil y curioso. Me recuerda al estadounidense que pinta espacios en lugares públicos de manera que la perspectiva desde donde se vea la obra le permita ser parte de la situación; es el provecho de la ingenuidad del observador y la generosidad de la perspectiva óptica.