La Internet avanza a pasos agigantados. Encuentra uno cosas traídas de los cabellos, realmente poco imaginadas. Y, más allá, se plantea como un espacio para el libre ejercicio de la participación. Para la inclusión, en este mundo de excluidos.

Aún siendo la era de la informática, la "tercera revolución industrial", la sociedad de la información se acerca, se compila, se globaliza pero no se comunica. O poco se comunica. Encontramos así los ejercicios de integración que, amén de las nuevas tecnologías, nos muestran las diversas formas de participar en la aldea global, las distintas maneras de concebir ya una misma idea, ya una visión del mundo.

Esto lo traigo a colación porque encontré una página divertida, con un ejercicio quizás insólito pero muy diciente para los que gustamos de observar el comportamiento del (los) individuo(s).

El reloj humano, Human Clock, como muestra de las diversas formas de manifestar lo inexorable del paso del tiempo. Esa es mi muestrecita del día, la degustación que dejo. Dixi

 
"No me acuerdo, pero no es cierto. No es cierto, y si fuera cierto, no me acuerdo"
Pinochet en respuesta sobre si él como Presidente de la República era jefe directo de la DINA, el servicio de policía política responsable de gran parte de las desapariciones en Chile.
 
 
Como dice el profesor Álvaro Ramírez en Ojo al texto  "la manera como se expresa el exmilitar no sólo es torpe y ambigua sino cínica". Dice no recordar detalles puesto que "me están preguntando de cosas que sucedieron hace 30 años", pero ¡vaya ironía! Chile y el mundo sí lo recuerdan y lo seguirán recordando, como los judíos su Holocausto y los sudafricanos el Apartheid. Al parecer la amnesia es selectiva: sólo recae sobre aquellos que tienen el verdadero testimonio de lo sucedido.
 
Quizá Dios sí lo perdone si se excedió,  aunque él no crea.
 
Una lagartija inconsecuente enamorose de una lombriz perdidamente, enterada la terrestre del embate decidiose a ser esquiva, cual amante. Asumiendo con agucia tal escollo se apostó digna y señorita, diligente, mas su corazón cayose en el embrollo y la hermosa enamorose totalmente.
Confesión en tres actos
 (O del favor que Lizeth prometió a la mamá de Mauricio)
 

Acto I

 

En la vida hay cosas que no pueden contarse y más cuando uno promete fidelidad y discreción.   Así que por favor no preguntes nada de nada, porque no voy a decirte.

 

Acto II

 

¿Qué tiene de malo que su mamá me pida un favor?  Es un asunto totalmente independiente de su amistad y nuestra compinchería.  ¿O acaso qué le choca de esta situación?

 

Acto III

 

Guarde silencio.

 

 

A continuación, los dos confidentes entran en discusión. Él, encrespado y atrabiliario, en un arranque de furia le destroza la cara con sus cortas pero ahora peligrosas uñas.

 

Termina así, una conversación que nunca empezó. Fin y tragedia.

 

Cae el telón.
 

 

FIN