(Mi nombre): No es para tanto. ¿Por qué tan perdido? Cuando quiera me pega un saludito o tan siquiera me escribe un correito. -- Un abrazo (El nombre de ella)
Palabras de ella, extrañada por mi ausencia. Cuando quise mostrarle que la esperaría, que no importaba si estaba ocupada, me dijo que no se podía, que necesitaba pensar y era mejor que yo me hiciera a la idea de estar sin ella.
Luego, buscando sólo una sonrisa de ella, una mirada, un saludo de momento, le regalaba un chocolate para decirle "Hola... y chao, sé que estás ocupada, sólo quería verte y saludarte por un instante", pero aún así decía sentirse culpable porque no tenía tiempo, no me podía atender. Supuse que lo mejor era la distancia, porque aún con una llamada se sentía culpable, como si la acosara, y nunca he querido eso.
Casi en el ostracismo, aunque me entero por terceros de que está bien, estando pendiente de ella, dice que soy yo quien está "tan perdido". Sólo ver su nombre en la bandeja de entrada de este correo me acelera el corazón y me pone tenso. Luego de tanto, ella se pregunta...
¿Y ahora resulta que "no es para tanto"?
NASA no puede ubicar cinta original de primer alunizaje

Hace mucho tiempo se plantea la posibilidad de que todo lo de aquel 20 de julio de 1969 fue un montaje. La Unión Soviética, pionera en enviar seres vivos -la perra Laika- y el primer hombre al espacio -Yuri Gagarin-, además de haber enviado al primero en circunnavegar la tierra (volar sobre el planeta en el espacio exterior), siempre vio con ojos acusadores la proeza norteamericana.

Quizás ahora, lejos de la Guerra Fría (aunque más latente que entonces), sepamos alguna porción de la verdad sobre muchos de los éxitos científico-militares estadounidenenses de vieja data.




La ciudad donde nací
y con mis amigos crecí,
la ciudad que es de mis hijos,
donde vivo y tabajo
por tí.
 
Medellín crece contigo,
su progreso es para todos.
 
Caras alegres
que son ejemplo,
hombres honestos
que trabajan con tesón,
para Colombia y en Antioquia
nuestro futuro será mejor.
 
Depende también de tí,
dale amor a Medellin...
 
¡Quiero a Medellín!


El 12 de julio, día de mi cumpleaños ("Mi día", según versa en algún santoral, aunque aún no sabemos el día de quién), el periódico El Colombiano publicó en su edición impresa un cabezote especial, como pocos en estos medios. Independientemente de la intención promocional, debo decir que me sentí importante por tan halagador gesto en un día que pudo pasar desapercibido (para mí casi lo fue). Ahora veo que no y me congratulo por esto. Así que entonces -sin ánimos de ególatra-, me digo a mí mismo: Mí mismo ¡Feliz Cumpleaños!

...

...

Efemérides:

A las 7 de la noche del 12 de julio de 1984, tras 37 semanas de gestación, nació por cesárea la primera "bebé probeta" en España. Victòria-Anna Sánchez Perea pesó 2,4 kilogramos.

En Munich, Alemania, cayó el 12 de julio de 1984 la peor granizada que recuerde la historia. 250.00 autos y 70.000 edificios resultaron dañados.

Unas por otras: lo que en España era felicidad por el milagro de la vida, en Alemania significaba tristeza, por el horror de la destrucción, en tan honroso día...

Juan Valdez III
Hace poco escribía yo sobre mis recuerdos del Profesor Yarumo, el Juan Valdez local que sin escatimar en un sólo producto, representaba al campesino colombiano en su generalidad.
Hoy, tras dos años de búsqueda y selección, se ha escogido al nuevo Juan Valdez que, amén de la encarnación realizada durante 37 años por Carlos Sánchez, continuará el proceso de expansión de la cultura cafetera colombiana y su producto insignia, Café de Colombia, "el café más suave del mundo".
Buena suerte a Carlos Castañeda en este reto que encara y gracias infinitas a Don Carlos Sánchez quien, en compañía de Conchita, se nos hizo tan familiar, al punto de ser él mismo, casi, la imagen que nos llega al hablar de café.
Mientras, yo aquí seguiré degustando mi tintico
Carlos Castañeda, el nuevo Juan Valdez
Anónimo
"Amorsote, Te amo muchote", esas son las palabras que sobresalen (o a las que más atención presté) en un mensaje anónimo que encontré esta mañana en mi cuaderno. ¡Cuánta inseguridad en estos tiempos! Ya no puede uno fiarse: una nunca se imagina.
 
Me dio un temblorcito y una escalofrío tan casual, una suerte de alegría que no sabe cómo expresarse. Como me gustan las sorpresas, sobre todo las de este tipo, me sentí halagado. Ojalá pueda decirle -en su cara- y expresarle a la persona que me manda ese tipo de amenazas lo que hizo me hizo sentir (todavía lo estoy sintiendo). Ojalá.
 
¿Será que se están presentando más casos, como los que denuncia la campaña de la Alcaldía, de mujeres que les roban el corazón a los hombres en vía pública? Ya han sorprendido a varias in fraganti. ¿Seré yo una próxima víctima, Señor?
Espero, con vehemencia, que no se trate de los sacoleros no tan amigos que conocí hace poco, cuando intervine para que no le robaran a un estudiante de colegio.
 
(Hola mi
amorsote
Te
amo muchote
Att.
La amorosa)
 
Esas palabras, en boca de ellos, sí que me preocuparían. Pero de todo se ve en la viña del Señor
La visión de la ciudad es espléndida desde esta altura. Puede pensarse en un paisaje ideal para místicos, pero aquí viven los industriales antioqueños. Todavía no me tomé una copa, ya ya estoy ebrio. La voluptuosidad del aire emborracha mis sentidos.
Gonzalo Arango
Así es la noche en eterna primavera, en el verano que se vislumbra...
Esa cosa estúpida de ingleses
En épocas de mundial, siempre recuerdo aquella anécdota de Borges en 1978. Mientras la albiceleste selección argentina debutaba en el mundial en el que hacía de anfitriona; Jorge Luis dictaba, en punto, como buen inglés que era por ascendencia, una charla sobre la inmortalidad.
 
¡Ah, queremos tanto a Borges! El escritor de los espejos afrentaba aquella actividad propia de su gente, por la que siempre mostró desprecio, como el más célere detractor del fútbol que es. "Un deporte estéticamente feo: once jugadores contra once corriendo detrás de una pelota no es especialmente hermoso" es la expresión concisa del poco aprecio que le profesó el memorioso al deporte más "popular porque la estupidez es popular".
 
Extraña. No existe otra palabra para aquella crónica, insulsa, en la que un tal Macoco Salomón, dizque amigo de Borges, asevera que este fue en algún momento cercano al balompié: A Borges le gustaba el fútbol. Aunque podría no ser sorpresa que quizás, humano como cualquiera, Jorge Luis tuviera hacia el fútbol una mirada igualmente ambigüa como lo eran sus posturas políticas, que tantos sinsabores le ocasionaron (como con Sábato, o aquella presunción de su pérdida del Nobel a causa de su opinión hacia la dictadura).
 
Graciosa, eso sí. Bustos Domecq -el legendario escritor de las Crónicas- en la portería, Bioy Casares como centrodelantero, Cortázar, conforman un equipo que, sin modestia, realmente es "galáctico" (cual Real Madrid de la literatura). Aún sin fundamento histórico; el testimonio de Salomón tiene valor literario, por original.
 
Original. Es que no es fácil comprender que el bueno de Borges, tan argentino como la pasión por el fútbol; poseedor de una marcada ascendencia inglesa, visible en sus ademanes, en su porte; estudioso como pocos de la literatura inglesa; renegara heréticamente, para ironía de su cuna, de aquella "cosa estúpida de ingleses".
Los desnudos de San José
Mientras en Colombia andábamos muy ocupados recogidos en reflexión celebrando el día de San José, 1500 personas en Caracas decidieron seguir los pasos ya dados por los chilenos y posar desnudos para el lente de Spencer Tunick, el controvertido pero muy respetado fotógrafo ya famoso por sus instalaciones con cuerpos desnudos. El domingo 19 de marzo de 2006, 1500 de los 7000 inscritos decidieron honrar a Bolívar, El Libertador con sus cuerpos.

Un aficionado registró la organización (y el desorden) que representa encausar a una multitud, y desnuda.

¿Será que algún día la sociedad colombiana tendrá la libertad suficiente para hacer algo igual (si Tunick u otro decide venir)?. Voy más lejos: ¿es imaginable eso en la cosmopolita [mojigata y provinciana] "ciudad empresarial de grandes rascacielos"?
Historia patria
Érase una vez un inglés que trabajaba en la oficina londinense de una corporación multinacional estadounidense. Una noche se dirigió a su casa en su automóvil japonés. Su esposa, que trabajaba en una empresa dedicada a la importación de equipos alemanes de cocina, ya estaba en casa, pues su auto compacto italiano avanzaba más rápidamente entre el tráfico. Después de una cena que incluyó cordero de Nueva Zelanda, zanahorias californianas, miel mexicana, queso francés y vino español, se sentaron a ver un programa en su televisor fabricado en Finlandia. El programa era una celebración retrospectiva de la guerra de las islas Malvinas. Mientras lo veían, se sintieron profundamente patriotas y orgullosos de ser ingleses.
Raymond Williams
Hace días lo traigo en mente. Recuerdo la canción, el programa y la manera en la que aprendí sobre caficultura, hacer el re-re y la lucha -en franca lid- contra la roya y la broca.
Pues sí, desde los anaqueles olvidados de la memoria, que se abren por  veces únicas para luego confinar a los recuerdos al más profundo ostracismo, aquí emerge la canción -una de tantas- con la que crecimos y desarrollamos el espíritu ecológico que luego la adolescencia nos arrebató.
 
 
Las aventuras del Profesor Yarumo
 
Allá arriba en aquel alto,
donde nace la quebrada,
había un bosque muy bonito
y el agua nunca faltaba.
Pero un hombre irresponsable,
tumbó el monte y lo quemó,
ya no hay pájaros ni leña,
la cañada se secó.
La gente al verse sin agua,
bastante árboles sembró,
volvieron los pajaritos
y el agua también volvió.
 
Profesor Yarumo, Maestro. Tú, Héctor Alarcón Correa, Master
 
Ese viejo cascarrabias

 

Londres. Palacio del Parlamento Inglés, sobre el Támesis

Años cincuenta

 

Sir Winston Churchill, el reputado Premier inglés a quien Mauricio Vargas califica de " viejo cascarrabias", realiza la inducción a la vida parlamentaria a un novel diputado. Recorren el edificio, le enseña la arquitectura y, de paso, se jacta de la grandeza del sistema político británico. -Apreciable incluso artísticamente- dice. Se adentran en las oficinas y dependiencias, el salón principal; le enseña la manera en la que se organizan los partidos en las sesiones y, en general, el funcionamiento del parlamento.

 

Estando en el salón principal, situados en uno de los apartados con asientos para los parlamentarios, dice el jovencito:

   — A ver si entendí bien. En este lado nos ubicamos nosotros y allá -señalando los estrados de enfrente- se sitúan los enemigos.

   — No; replica Churchill. Allá (en el lado opuesto al de ellos) están los opositores. Aquí -sentándose en el lugar en el que están- se ubican nuestros enemigos.

 

 

post scriptum. ¿Quién nos ronda? ¿Dónde están los enemigos? ¿Son realmente uribistas los uribistas?
(Para Laura, y demás amigos)
 
La niña que me gusta
La niña que me gusta tiene
los ojos pequeños y pícaros, una boquita roja bien definida y una nariz pequeña que encanta ("se le pierde la naricita cuando sonríe", como dice mi abuelita)

La niña que me gusta tiene la piel blanca como leche y una hija, nuestra, color chocolate y de ojos miel.

La niña que me gusta tiene unas piernas únicas. Cuando usa falda, atraen; son hermosas. Sus pies me gustan por tiernos; tiene unos dedos como niños, juguetones. Ella no deja que se los toquen, pero yo disfruto sólo con verlos.

La niña que me gusta cuenta historias, tiene muchas historias por contar. Y escucha las mías, es gran oyente; aunque no son divertidas.

La niña que me gusta es pequeña pero su espírítu inmenso. Ella no lo sabe, pero cuando descubra su potencial va a volar alto, mucho, como merece; ojalá no todavía para que no se de cuenta de que a la niña que me gusta la amo porque ella, para mí, es inalcanzable.
 
Desgraciadamente, se escribe a los escritores
 Marguerite Yourcenar
Sagrado oficio este de la escritura. Siempre se enfrenta uno al síndrome de la hoja en blanco, pero cada vez con mayor vehemencia: ya me hacía falta contar tantas cosas por contar. Y sé que ahí, sin conocerlo ni conocerme, alguien lee.
 
Las vacaciones en diciembre, el inicio en la universidad, el trabajo... el amor, sobre todo el amor; todos me han deparado sorpresas. Pero aquí he vuelto -como el Quijote- al comienzo de la segunda salida.
 
La desgracia no es no poder decirlo. La desgracia es poder y no hacerlo.
 
 
post scriptum. Gracias a los que dan la leidita. La constancia les logra lo que la falta de talento no me permite alcanzarles