Anónimo
"Amorsote, Te amo muchote", esas son las palabras que sobresalen (o a las que más atención presté) en un mensaje anónimo que encontré esta mañana en mi cuaderno. ¡Cuánta inseguridad en estos tiempos! Ya no puede uno fiarse: una nunca se imagina.
 
Me dio un temblorcito y una escalofrío tan casual, una suerte de alegría que no sabe cómo expresarse. Como me gustan las sorpresas, sobre todo las de este tipo, me sentí halagado. Ojalá pueda decirle -en su cara- y expresarle a la persona que me manda ese tipo de amenazas lo que hizo me hizo sentir (todavía lo estoy sintiendo). Ojalá.
 
¿Será que se están presentando más casos, como los que denuncia la campaña de la Alcaldía, de mujeres que les roban el corazón a los hombres en vía pública? Ya han sorprendido a varias in fraganti. ¿Seré yo una próxima víctima, Señor?
Espero, con vehemencia, que no se trate de los sacoleros no tan amigos que conocí hace poco, cuando intervine para que no le robaran a un estudiante de colegio.
 
(Hola mi
amorsote
Te
amo muchote
Att.
La amorosa)
 
Esas palabras, en boca de ellos, sí que me preocuparían. Pero de todo se ve en la viña del Señor