Se me acabó la fuerza,
y te solté rienda
Así son las noches tristes, frías pero noctámbulas de esta ciudad de pobres corazones. El invierno incesante, de tragedias y resfriados, recalca la soledad de algunos tontos corazones que quedamos/en un limbo absoluto.
Como si de recordarlo se tratara, la nube se alza altiva sobre los edificios eclipsados de la fría urbe para remembrar la tristeza que a veces, cada tanto, embarga a estos ilusos. Esta madrugada soy un iluso. Un tonto corazón más.
12:48 a. m. |
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apostillas

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